Acabo de regresar nuevamente de esta ciudad que como decía Pesoa primero se extraña para luego entrañar, de tal manera que necesitas volver una y otra vez.
A lo mejor influye que en mi primera vez no compre un viaje, una visita, encontré a unos nómadas que me ayudaron a crear mi propia experiencia.
Recorrer de la mano de Hamú la medina y a la vez recibir antiguas enseñanzas de los Amazigh, que no se me adornara la realidad, me permitió elegir el papel a representar, y es que, Marrakech es un gran teatro de estreno diario, en el que el protagonista no siempre eres tu…
Ahora ya no vuelvo como simple viajera, que los lazos creados durante mi estancia con Karmen y Hassan me han permitido tener un hogar al que volver.